Comentarios de Evangelio

28 de diciembre de 2025
La Sagrada Familia - A
(Si 3, 2-6.12-14 ; Col 3, 12-21 ; Mt 2, 13-15.19-23)

Comentarios de Evangelio
"Relais d'Évangile"

Antiguamente en la revista " Le Règne de Jésus par Marie "

Gracias a todos los cooperadores Montfortianos

Noviembre (Ciclo C)

2 de noviembre - Conmemoración Difuntos

9 de noviembre - Dedicación Basilica de Latran

16 de noviembre - XXXIII Domingo T. O.

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23 de noviembre- Cristo Rey

30 de noviembre - I Domingo de Adviento

Diciembre (Ciclo C)

7 de diciembre - II Domingo de Adviento

14 de diciembre - III Domingo de Adviento

21 de diciembre - IV Domingo de Adviento

28 de diciembre - La santa Familia

- Oración (La misa de cada día: Josep Otón Catalá)

28 de diciembre

Te damos gracias, Dios y Padre nuestro,
porque tu Hijo Jesús
se ha hecho uno de nosotros,
miembro de la familia humana.
Te damos gracias porque tú,
junto con Jesús y el Espíritu Santo,
sois una familia que nos da a conocer
el valor de la comunión y del respeto
a la identidad y diversidad de cada uno.
Te damos gracias porque quieres hacer alianza
entre nuestra familia humana y la tuya.
Hoy volvemos los ojos hacia nuestras familias.
Por eso te rogamos por los esposos
que cada día se esfuerzan por ser fieles
a su amor sellado con el sacramento.
Te pedimos también por aquellos que conviven
sin haber contraído este compromiso.
Por las familias donde falta la madre o el padre,
el amor, el perdón o el pan de cada día.

 

y por los abuelos que son capaces de transmitir
la propia sabiduría y experiencia a los nietos
y además ayudan a los hijos en dificultades.
Por los jóvenes que querrían formar una familia
y no tienen recursos ni ayuda para hacerlo.
También te pedimos, Padre, por las familias
que se han roto por el divorcio o la separación,
Por las que tienen enfermos o discapacitados.
y por los niños que no conocen a sus padres
o que han sido abandonados.
y te pedimos también por la familia
de cada uno de nosotros.
Sabemos que tu las amas y las valoras
mas incluso que nosotros mismos.
Bendice y derrama con toda generosidad
tu amor sobre cada una de ellas.
y haz que cada familia se sienta
amada por ti y llamada a ser
testigo y signo de tu amor.

Ciclo A

.

P

J

Feliz Navidad.
Un abrazo, mi oración y mucha salud. Antón

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Lectura orante del Evangelio: Mt 2, 13-15.19-23

“Jesús, María y José. En vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor” (Papa Francisco)

José Antonio Nieto (España)

El ángel del Señor se apareció en sueños a José.
¡Qué maravilla poder entrar en la vida de José y aprender de él a orar! ‘Maestro de oración’, así lo llamaba Santa Teresa, que, sin pretender enseñar, enseña caminos de encuentro con Dios. Con la simplicidad de su figura, nos encara con tantas cosas superfluas que hay que dejar para ser libres. Junto a él se respira verdad, amabilidad, paz. Con su silencio hondo y real respeta y cuida el misterio de la Sagrada Familia. En los sueños de la noche, descalzo de toda vaciedad, desprendido de todo, se pone ante el Dios que pasa y que habla; en los sueños se sabe tocado por Dios y, con Dios, sabe que todo es posible. Sin tener todas las claves en la mano, José se fía como peregrino de la fe. La noche envuelve un regalo de luz para el que sabe esperar y ver.
En el silencio de la noche, tú, Señor, tejes en nosotros la confianza y, como a José, nos das una familia de hermanos y hermanas a nuestro cuidado amoroso.  

Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto.
Junto al silencio para oír, José nos regala otra actitud fundamental para orar: la obediencia a la novedad de Dios; porque el protagonismo es de Él y el camino es superior a nuestras fuerzas. José acoge el amor desbordante de Dios y avanza obedeciendo; de esa forma en lo insignificante y en lo humilde se hace presente la amorosa gratuidad de Dios. José obedece para cuidar la vida de su familia, la vida de Jesús, que desde los inicios está amenazada. ¡Cuánta fidelidad de Dios a José, y de José a Dios! ¡Cuánta confianza y

fuerza le brotan de los adentros! Los sueños de Dios se hacen presentes en nuestros propios sueños en forma de impulso potente, liberador, para afrontar dificultades, antes insalvables. Jesús vive con su familia la experiencia del pueblo de Israel, prófugo en Egipto. Se hace presente en medio de millones de familias prófugas, para que nadie se sienta excluido de la ternura de Dios. Donde alguien sufre allí está Jesús.
En el corazón de la noche queremos estar atentos para acoger tu proyecto, Señor. En las noches de la humanidad, queremos mirar a todos los inmigrantes con tu compasión y estar cerca de ellos.

José se levantó, tomó al niño y a su madre de noche; se fue a Egipto.
José no pronuncia palabras, pero actúa. Su joven familia tiene problemas y, sin embargo, en torno a él se respira paz, fortaleza, prontitud y, con ello, vence la incertidumbre y el desasosiego familiares. José no se exhibe y, sin embargo, su luz brilla en la noche. Acompaña y cuida la vida, pero no se apropia de ella; la arropa, pero no la ahoga. Así crece el misterio en la familia de Nazaret, cuyo auténtico artesano es el Espíritu. Así, gracias a tantas familias como la de Jesús, José y María, verdadera artesanía de un mundo nuevo, crece Jesús en nuestro mundo y se extiende la alegría de la Buena Nueva. Sagrada
Familia de Nazaret, ayudadnos a poner por obra las inspiraciones de Dios para que el mundo descubra la alegría de ser familia.
  

¡Feliz Navidad!, en familia.
Un abrazo. Antón

http://www.cipecar.org/

EVANGELIO DÍA A DÍA

Lunes, 22 de diciembre  
“Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador… El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos” (Lc 1, 46-56).
El Magníficat es un canto de gratitud y fe en el que María proclama la grandeza del Dios de los pobres, que hace maravillas en quienes confían en Él. Es el Dios que actúa con misericordia. En el Magníficat la verdadera alegría nace de reconocer la acción de Dios en la vida, y se convierte en voz de los pobres y anuncio profético de un mundo nuevo donde triunfan la misericordia y la esperanza. Nos invita a mirar la vida con gratitud, a confiar en el amor fiel de Dios que transforma la historia

Señor, Dio, llena de tu Espíritu nuestro corazón,para que vivamos en alegría y esperanza.

Martes, 23 de diciembre  
“A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella” (Lc 1, 57).

El nacimiento de Juan desata la alabanza y confirma que Dios cumple su palabra. La familia y los vecinos se alegran porque la misericordia del Señor se hace visible en lo pequeño: un niño y un nombre cargado de misión. Zacarías recupera la voz al unirse a la voluntad de Dios, y su bendición contagia fe. 

El Adviento nos invita a descubrir los signos de vida y esperanza, confiar en la fidelidad de Dios y preparar, como Juan, un camino para que Cristo sea reconocido en lo cotidiano de nuestra vida. 
Convierte nuestras familias en hogares de fe, y a nuestras comunidades en talleres de comunión y misión.

Miércoles, 24 de diciembre  
“Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación… Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Lc 1,67-79). 
El cántico de Zacarías proclama la visita de Dios que libera del miedo y abre caminos de paz. Su misericordia cumple las promesas y nos llama a servir con santidad en lo cotidiano: elegir el bien, pedir perdón y sostener a los frágiles. 
El Adviento nos llama a bendecir a Dios por su fidelidad, a reconocer la luz de Cristo en nuestras sombras y a prepararnos para recibirlo cada día como amanecer de misericordia, libertad y paz. En víspera de Navidad, abramos la puerta del corazón: Dios viene a habitar entre nosotros y a guiarnos con su luz, su amor y su paz.
Espíritu Santo, guíanos por caminos de justicia y paz, y fortalece nuestra fe para preparar con amor la venida del Salvador.

Los que formamos la familia del CIPE os deseamos una ¡Feliz y Santa Navidad!
Que el Niño Dios llene vuestros hogares de luz, alegría, paz y esperanza, y que María, su Madre,
os acompañe en el camino de la fe.