Comentarios de Evangelio

9 de noviembre de 2025
Commémoration de tous les fidèles défunts - C
(Ez 47, 1-2.8-9.12; Ps 45 (46), 2-3, 5-6, 8-9a.10a; 1 Co 3, 9c-11.16-17; Jn 2, 13-22)

Comentarios de Evangelio
"Relais d'Évangile"

Antiguamente en la revista " Le Règne de Jésus par Marie "

Gracias a todos los cooperadores Montfortianos

Octobre (Ciclo C)

5 de octubre - XXVII Domingo Ordinario

12 de octubre - XXVIII Domingo Ordinario

19 de octubre - XXV Domingo Ordinario

26 de octubre - XXVI Domingo Ordinario

Noviembre (Ciclo C)

2 de noviembre - Conmemoración Difuntos

9 de noviembre - Dedicación Basilica de Latran

16 de noviembre - XXXIII Domingo T. O.

.
23 de noviembre - Cristo Rey

30 de noviembre - I Domingo de Adviento

- Oración (La misa de cada día: Josep Otón Catalá)

9 de noviembre

Padre, te damos gracias
y te expresamos nuestra alegría
por ser, como Jesús, personas y comunidad
en quien habita el Espíritu,
profundamente amadas por ti,
y formando una familia que jamás será destruida.
Ayúdanos a vivir dando testimonio
de que lo más sagrado
y lo más importante del mundo es cada persona.
Por eso te pedimos que no haya
templos de Dios -hombres y mujeres-
destruidos por la violencia, el odio,
la falta de dignidad o la vida inconsciente.
Ayúdanos también a ser una comunidad
semejante al agua que empapa la tierra

 

renovándola y haciéndola fecunda;
una comunidad donde nadie piense
en primer lugar en sí mismo, sino
en cómo ayudar, amar y servir a los demás,
Que seamos una Iglesia que cada día
se confronta con tu palabra
para alimentarse de ella y de la eucaristía;
y donde cada persona sea importante
y pueda sentir tu presencia a través
de la fraternidad de los hermanos y hermanas.
Que no seamos una Iglesia que
vive para sí misma, sino que se desvive
buscando cómo servir más y mejor
a la sociedad de la que forma parte.

Ciclo C

 

"

H

Feliz domingo.
Un abrazo, mi oración y mucha salud. Antón

> > > http://www.cipecar.org < < <

Lectura orante del Evangelio: Jn 2, 13-22

¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?

José Antonio Nieto (España)

Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. 
La mayor de las fiestas judías se celebraba los días 14 y 15 del mes de nisán (marzo-abril). En esos días la ciudad está a rebosar de peregrinos. Se celebran las experiencias religiosas esenciales de la vida de Israel, de su liberación; el pueblo era libre y era de Dios. A esta ciudad sube Jesús de incógnito. Entra en la explanada del tempo y lo que ve no le gusta nada. Más que hacer fiesta, les va a amargar la fiesta.
Espíritu Santo, limpia nuestra morada.

«Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre». 
Jesús se encuentra en el atrio de los gentiles con un mercado, un comercio de animales y monedas, y esto es un sacrilegio para él. Jesús, ante lo que ve, no habla, actúa y las acciones descritas se suceden vertiginosamente. Jesús le da al templo un nuevo nombre, casa de mi Padre, donde tiene su morada.
Espíritu Santo, mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro;

«El celo de tu casa me devora». 
El celo de tu casa me lleva a la muerte, es una frase que está tomada del salmo 69,10. Es la oración de un inocente perseguido. Jesús muere porque se ha comprometido con el Padre. Todo lo que hace testimonia al Padre.
Ven Espíritu Santo, padre amoroso del pobre.

Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?». 
Los judíos le piden que explique su reacción con otros argumentos. Exigen a Jesús que les dé un signo, una prueba milagrosa que garantice la fe. Jesús dará más pruebas, pero unos se afirmarán en la incredulidad, otros creerán.

Espíritu Santo, salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.

Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré». 
Jesús expresa la verdad más profunda del templo y de los sacrificios ligándola a sí mismo. Jesús presenta su gran signo: su muerte violenta y su resurrección. El camino de Jesús es la muerte, pero la última palabra será la que pronuncie el Padre levantando, resucitando, a Jesús.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos.

Pero él hablaba del templo de su cuerpo. 
En el cuerpo de Cristo resucitado se visibiliza la presencia de Dios. En él, en su nombre, se realiza la verdadera adoración. El templo vivo es Cristo mismo. Jesús tiene poder para crear, presenta una nueva forma de adorar.

Espíritu Santo, riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo

Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús. 
Los discípulos acompañan a Jesús. Pero no basta esto para entenderle. Es necesaria la luz de la resurrección para comprender su misterio. Pasos: hacer memoria del camino, comprender, creer, ser sus testigos.

Espíritu Santo, fuente del mayor consuelo.

¡Feliz Domingo!.
Un abrazo, mi oración y salud. Antón

http://www.cipecar.org/

EVANGELIO DÍA A DÍA

Lunes, 3 de noviembre
“Cuando des un banquete invita a los pobres…” (Lc 14, 13)
La propuesta de Jesús es claramente subversiva. En su tiempo, los enfermos y los lisiados estaban excluidos no sólo de la vida social sino también del Templo. Frente al interés personal, Jesús proclama que la generosidad con los pobres, sin esperar ser correspondido, es uno de los valores del reino. Esta tendencia es de todos los tiempos y culturas, por lo tanto también tuya, Dichoso serás si tienes un corazón generoso. Abre tu puerta al pobre.
Señor, enséñame a ser como tú: desprendido, generoso, desinteresado. Para que mi vida te agrade y sea feliz.  

Martes, 4 de noviembre 
“Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa” (Lc 14,24)
Todos somos invitados al banquete del Reino, pero muchas veces buscamos justificaciones para eludir la llamada de Dios, quizá porque nos exige cambiar la mentalidad y los intereses. La parábola de la gran cena se cumple en la Eucaristía de la comunidad cristiana. Jesús te invita a sentarte a su mesa junto a muchos hombres y mujeres de rostros y culturas diferentes.
Señor, tú nos llamas a tu mesa, nos acercamos… ¿Tenemos suficiente fe para acoger tu amor gratuito que nos hace hermanos/as?  

Miércoles, 5 de noviembre
“El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío” (Lc 14,33)
El seguimiento de Jesús pide muchas veces la renuncia y el despojamiento para centrar la vida en Jesús y en el Proyecto del Reino. Exige poner en segundo lugar otros valores también importantes y llevar un estilo de vida sobrio, sencillo y solidario.  
Tu amor, Jesús, despierta mi confianza en ti. Me llamas a ser tu amigo/a. Me invitas a seguir tus pasos, a compartir lo que soy y lo que tengo.

Jueves, 6 de noviembre
“Cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento” (Lc 15, 5)
 La gran novedad de Jesús es su misericordia. Con la parábola de la oveja perdida comprendemos la locura de su amor entrañable. Déjate encontrar por Jesús. Deja que te cargue sobre sus hombros. Dale esa alegría.
Señor,  qué ternura la tuya, qué paz tan grande saber que me buscas y que mi miseria te atrae. 

Viernes, 7 de noviembre
BEATO FRANCISCO PALAU, carmelita descalzo
“Los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz” (Lc 16, 8)  
Jesús nos invita a ser sagaces, a hacernos amigos utilizando los bienes de este mundo para ponerlos al servicio de los más necesitados. El Reino de Dios necesita de ti, de tu decisión y de tu inteligencia. Ponlas a su servicio. 
Tú, Señor, siempre me sorprendes, Y no me gusta… pero lo necesito. Que mi entrega sea más inventiva y audaz en beneficio de mis hermanos.
“Vivo y viviré por la Iglesia; vivo y moriré por ella” “¡Cuán bien cuidado está el que se fía de Dios!” (Beato Francisco Palau).   

Sábado, 8 de noviembre
SANTA ISABEL DE LA TRINIDAD, carmelita descalza
“No podéis servir a Dios y al dinero” (Lc 16, 13)
Se es fiel a Dios compartiendo con los demás, atendiendo a los que peor lo pasan, de lo contrario sucumbiremos a la esclavitud del dinero.
Señor, que mi entrega sea más audaz en beneficio de mis hermanos. 
“Creo que he encontrado mi cielo en la tierra, pues el cielo es Dios y Dios es mi alma. El día que comprendí esto, todo se iluminó en mi interior, y querría contar muy bajito este secreto a todos los que amo” (Santa Isabel de la Trinidad).