Parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Torrejon

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EL “15”
Crónica de la Parroquia

Juan de Thoury, presbítero smm

9 y fin

Nuestro  templo parroquial de Nuestra Señora del Rosario celebra en julio de este año 2.002 sus Bodas de plata: 25 años, desde aquel día de 1.977 en el que se inauguró, con la solemne Bendición del Sr. Cardenal de Madrid, Mgr. Enrique y Tarancón. Para algunos de nosotros, parece que fue ayer...
En realidad, en estos 25 años (y sumando los siete años anteriores de la historia de la parroquia en la calle Mármol), muchas cosas han cambiado, pero el mayor cambio es el que han vivido las personas que componemos esta comunidad parroquial.
¿Se acordará el lector de estas "Crónicas de una parroquia" de que una característica muy evidente de nuestros barrios, debido a que los venían poblando muchos matrimonios jóvenes, era la abundancia de niños? Pues imagine lo que ha podido pasar, en un abrir y cerrar de ojos... ¡de 25 años! Que muchos padres ya son abuelos, y que la multitud de niños de antes son los jóvenes de "hoy.
Este cambio generacional planteó progresivamente un desafío a la acción evangelizadora de la parroquia.
Una primera meta fue intentar que se superase la rutina social que hacía -(y para unos cuantos, sigue hacíendo)- de la Primera Comunión un final de recorrido en la iniciación cristiana. Al final de la década de los 70 y los comienzos de los 80 se esforzaron los catequistas en convencer de que, por muy importante que fuera, era sólo una etapa: hacía falta madurar poco a poco en esta fe naciente e integrarse en la vivencia de la comunidad cristiana.
Empezaron a formarse los grupos que todavía se llamaban de "postcomunión". y no penséis que nos desbordaba el número de preadolescentes voluntarios para seguir en grupos... '"la verdad, es que hasta a las catequistas les asustaba la idea de estar con chavales "que habían hecho ya la comunión"... Benditos los valientes que se arriesgaron Carmina, Ana, Teresa, Chema... Se multiplicaban los esfuerzos de creatividad, con proyectos que procuraban unir fe y vida, maduración personal e integración en la comunidad, a partir de los centros de interés y con métodos pedagógicos renovados. ¿No se acuerdan algunos padres y jóvenes de hoy de ciertas obras, como "La Pasión", o "El Puente", que transformaban nuestro templo en teatro donde los adolescentes de los años 80 representaban, al final del curso, lo que, con sus catequistas, habían elaborado como expresión de su vivencia en la catequesis? ¿Y de las tiras de escenas del Evangelio en "Cómics" dibujadas por Emilio?..
Paralelamente, se hacía cada año, al comienzo del curso, un llamamiento en la parroquia y los centros escolares, para apuntarse a los "grupos de Confirmación", a partir de los 14 años, siguiendo las orientaciones dadas por la diócesis de Madrid. Por primera vez, en el curso 79-80, una joven, Ángela, participó en la responsabilidad de ser catequista de uno de los dos grupos. Como se ve, la catequesis estaba centrada fundamentalmente en la preparación del sacramento. ¿Se iba a correr el mismo riesgo que con la primera comunión?, una vez celebrado el sacramento, ¿qué pasaría?.. Lo más habitual, la falta de continuidad por falta de relación entre sacramento y vida, y de compromiso evangelizador desde la misma comunidad cristiana.

Esta preocupación se manifestaba en los años 80 en muchas parroquias y diócesis. En vez de pensar primero en "preparar el sacramento", se puso la prioridad en la evangelización de los jóvenes, desde su vida, sus problemas, su nivel psicológico, sus centros de interés, para buscar la luz en Cristo y los valores del Evangelio de Jesús. Fue un tiempo de gran creatividad, donde el catequista tenía que inventar el lenguaje, el material, el método, para que el Evangelio de Jesús pueda ser escuchado, recibido, aceptado, integrado en la persona como fuente de vida y de testimonio.
Una de las iniciativas en este sentido fue la creación de la "Escuela de A.P.J." es decir "Agentes de Pastoral Juvenil" donde se preparaban unos jóvenes de Torrejón, San Fernando, Coslada... para ser animadores de grupos juveniles, como realización de su propio compromiso cristiano... Ángela, Aurora, Gema... pero que la vida alejó luego de nuestros barrios.
Creo que el gran impulso que vino a dar forma, en nuestra parroquia, a toda esta búsqueda en la pastoral de los grupos de jóvenes, fue la llegada providencial de las Dominicas en marzo de 1.994. Por su preparación y experiencia en este campo, por su compromiso y dedicación de tanto tiempo y esfuerzos, por su carisma y su metodología, por su forma de unir oración y acción, por la sólida formación personal y la rica apertura comunitaria que viven y saben transmitir... (y que cada cual continúe esta letanía)... los grupos de jóvenes han ido tomando forma y vida, se han estructurado, han madurado, se han comprometido, y han generado nuevas personas jóvenes capaces a su vez de tomar el relevo. y allí están los nombres de grupos que habéis visto florecer en los paneles o anuncios de la parroquia: Dabar, Edén, Getsemaní, Caná, Tablada, Baobab, Elohím, Sinaí... con sus variantes y ramificaciones

Juan, presbítero.
Aquí se termina con el fallecimiento del P. Juan
el 1 de febrero 2003